Quiero traer el espíritu viajero a casa

«No te amo por quien eres, sino por quien soy yo cuando estoy contigo». Frase cursi y pegajosa, que en mi imaginación está salida de algún episodio de Dawson’s Creek, y que me parece una receta segura al fracaso de cualquier relación.

Excepto conmigo y los viajes.

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Estos días que estuve recorriendo Manhattan sola me di cuenta de que no me enamoran solamente las ciudades que conozco, aunque hermosas y maravillosas en si mismas.

Me enamora la persona que soy yo cuando estoy de viaje. Soy realmente una de mis mejores versiones.

Le presto atención a cada detalle, porque todo me parece increíble. Y no me quedo adentro, aunque haga frío o llueva, porque hay tanto por ver.

Me tomo el tiempo para visitar museos y parques. No me irrito por los otros turistas, al cabo, estamos todos en la misma.

Noto las funciones en el cine, y las obras de teatro. Pienso que ojalá tuviese el tiempo de verlas todas.

Y en este último viaje me cayó la ficha: ¿por qué no puedo ser esa persona un poco todos los días?

Si, seguro que acá en casa trabajo y al final del día estoy agotada, y que conozco bastante bien mi ciudad. Pero aún tengo tanto por ver, por hacer, por conocer.

Así que es mi firme propósito (uno de los tantos que estoy haciéndome este año) traer a la Ceci de viaje a casa, que se quede conmigo.

Porque amo la Ceci que soy cuando estoy de viaje, pero creo que con voluntad puedo tener ese espíritu en cualquier momento.


Comentarios

6 respuestas a «Quiero traer el espíritu viajero a casa»

  1. Me encantó

  2. Muy buen objetivo Ceci!

    Coincido con Nicolás, la ciudad nos acelera. Este año que me tocó volver a trabajar en microcentro me propuse detenerme en los detalles para no perderme en la vorágine diaria o colapsar.

    Es así como siempre ando celular listo para sacar fotos de detalles (tanto de la ciudad como del edificio donde trabajo… que es un palacio a fin de cuentas!) y voy por las calles mirando los edificios, en especial las cúpulas o los techos de las galerías.

    Algo que me encanta es, todos los días al salir del subte A en la estación Perú, detenerme a mirar por un segundo hacia la esquina de Av. de Mayo y ver la plaza de mayo con todo el cielo. Que al igual que la Catedral de Rouen de Monet, nunca nunca es igual. Y ese es un instante único.

    Vos que me conocés sabés que no miento si digo que vivo a mil, pero en toda esa vorágine siempre hay lugar para los detalles 🙂 🙂 Sólo hay que buscarlos!

    beso!

    pd. ahora que vengo en el subte B, recomiendo detenerse en la estación Carlos Pellegrini y escuchar un rato al flaco que toca rock.

  3. Avatar de Leandro

    Te leo y recuerdo cuando alguna vez salí de vacaciones. Creo que ir a un lugar que no conoces es como un chico en una juguetera, le gustaría jugar con todos los juguetes, por mas que solo este para comprar uno o dos… lo mismo pasa con los viajes ya sea a corta o larga distancia, generalmente uno va por «X» o «Y» motivo.. pero a todos nos gustaría recorrer cada lugar, y vivir cada momentos únicos de los maravillosos lugares que hay en el mundo. Y ahora que lo mencionas creo que últimamente ya uno se acostumbra a estar tenso, a no disfrutar los buenos momentos de la vida. sin ir muy lejos apostaría a que en este momento no tenes los hombros relajados 😛
    En fin, mientras seas vos misma, no importa donde estés, si de vacaciones o en tu casa, arriba el animo ceci y disfruta de los buenos momentos 🙂

    Por otro lado… ya empiezo a escribir en un cartel «Welcome ceci traveller», espero recibir una ceci mas animada! aunque ya de por si, sos genial tal cual sos, no logro imaginarte mas animada 😛

    ya hablando un poco en offtopic, Sera el inicio de un «Opiviajes/Por el mundo»? 😛

  4. Es cierto lo que decís, a los que nos gusta viajar, el cambiar de ambiente nos cambia.
    nos relajamos y hasta caminamos mas lento.

    Las personas somos sistemas, y como tales, somos permeables, cada cosa que hacemos y persona que conocemos nos cambia y modifica. la ciudad nos acelera, porque todo el mundo esta acelerado, la gente no para a mirar, no se detiene ni a decir gracias, y eso nos desespera y tratamos de pasar lo mas rápido posible, huyendo, y terminamos acelerados, agotados.

    Hace 18 años que soy Scout y los últimos años, como dirigente, guiando a los mas chicos. Me di cuenta que estando en campamento me olvido de la tecnología, me relajo, los sentidos se posan en los detalles mas ínfimos. y en cuanto pisaba la ciudad, pum! de nuevo el adoquin en el acelerador.

    Hace unos años decidí traerme esa actitud conmigo, después de una vorágine en mi vida que no le deseo a nadie, y te puedo decir que es completamente posible, empezá por desacelerar el paso cuando notas que caminas rápido, el resto va llegando solo. el solo hecho de caminar mas despacio va abriendo los sentidos a lo que rodea, y el equilibrio hace el resto.

    El mejor de los exitos!!

    Abrazo!
    Nico.

    1. Gracias por compartir esa experiencia, Nico!! Da aliento 🙂

      Abrazo!!