Todos conocemos por lo menos a un rústico de la tecnología. Como mi abuela, que cuando le suena el celular se asusta y aún en 2012 me mira con cara de terror preguntándome «¿Cómo lo atiendo?». Y eso que es un clamshell viejísimo. De llevarle un smartphone con pantalla táctil mejor ni hablemos.
O mi tío, que sigue repitiendo que con Windows 3.11 todo era más fácil, que no entiende por qué se alejaron de eso para meter tantos menúes y botones y pantallas. ¡No es necesario!
Son una especie en vías de extinción, los rústicos, que no se llevan muy bien con la tecnología –y hasta se sienten orgullosos de ello. ¿Y saben qué? Ellos también merecen su espacio. Que no será en este blog sobre tecnología, por supuesto, sino en la reserva de los rústicos de Garbarino:
La reserva es un lugar alejado de la tecnología, sin WiFi ni aparatos tan modernos que los hagan ponerse ansiosos. No señor, en la reserva de los rústicos, la no-tecnología es la regla. Pero no por eso vamos a abandonarlos.
Si un rústico se arrepiente y decide volver al siglo XXI y adaptarse a lo último en tecnología, entonces ahí Garbarino los espera con todo lo que hace falta para dejar de ser un rústico.
Esta campaña de publicidad, con unos cuantos videos divertidos en su haber, se acompaña –como no podía ser de otra forma– de una app en Facebook donde pueden votar fotos y ganar premios. Y de eso sí: no conozco ni a un rústico ni a un moderno que no le guste llevarse algo de regalo.
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