Probablemente si pregunte a cuántos de ustedes les ha pasado de sentarse a las 9 de la mañana para trabajar sobre una importante tarea, ya sea profesional, academica o personal, sin darse cuenta se dispersan en otras cosas, y cuando menos lo esperan ya son las 12pm y todavía no han avanzado, muchos levantarán la mano. No es algo sobre lo que sentirse avergonzado, a todos nos pasa de vez en cuando, y quien les dice que no, miente.
Procrastinación como palabra realmente no tiene lugar en la lengua de Cervantes, fue traducida del inglés procrastination que implica postergar una tarea para más tarde. Aunque en realidad, es algo mucho más complejo que lo que comunmente se dice que es, y es realmente interesante analizar el por qué es tan frecuente en los humanos, incluso algunos discuten si sucede con animales por ejemplo. Procrastinar implica dejar una tarea para más tarde y reemplazarla por otra que nos de satisfacción inmediata al hacerla. Lo que pocos saben es que se puede convertir en algo bueno, tan solo tenemos que estructurar lo que hacemos mientras procrastinamos, hasta el punto de hacerlo inconcientemente.
Leyendo Fast Company caí en un artículo sobre 6 razones para aprovechar la procrastinación, en el cual hablan de John Perry (Profesor de Stanford University y autor del libro The Art of Procrastination: A Guide to Effective Dawdling, Lollygagging, and Postponing), quien cuenta que mientras razonaba sobre la materia -en vez de estar corrigiendo trabajos de sus alumnos- descubrió que en realidad el es un procrastinador estructurado o como lo llama Frank Partnoy (autor de Wait): active procrastination. De esta manera, lo que se hace es aprovechar el tiempo que en teoría deberíamos estar utilizando en esa otra tarea que no podemos hacernos a la idea de sentarnos y hacerla, con otras labores.
Desde simplemente pagar facturas, limpiar tu casa, investigar sobre otro proyecto, aprender sobre un tema que tenías merodeando en tu mente, hasta finalmente sembrar la idea de sentarte a trabajar en la tarea principal. Uno de los puntos más interesantes del listado es cómo la creatividad puede ser alimentada con la procrastinación, de esta manera, si tenemos un trabajo realmente complicado podemos encontrar nuevas maneras de llevarlo a cabo, simplemente liberando nuestra mente y desestresando la idea de tener que realizarlo.
Lo cierto es que la procrastinación no tiene por qué ser algo malo, lo más importante es aprender a guiar nuestro cerebro para que aprenda a aprovechar ese tiempo perdido. Ustedes cómo se enfrentan con estas situaciones? Aprovechan el tiempo en el cual están procrastinando o simplemente ven el timeline de su red social favorita sin rumbo alguno?
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