El advenimiento de las redes sociales y el arribo de la comunicación uno a uno ha presentado un problema singular a las marcas. Ese escollo es, sin dudas, la necesidad de desarrollar una personalidad. Esto no significa que antes fueran entidades chatas y sin rostro pero sí es cierto que la naturaleza del social media y el contacto directo con los fans, que es diario y requiere de contenidos regulares, no encuentran a las marcas preparadas para el desafío.
En principio todos entendían que para estar en las redes sociales se necesita ser amigable. Nos valemos de este post de SimplyZesty para salir de este mito de que la marca debía hablar con todos los que conversaran, sin importar si eran temas irrelevantes ni si el tono no era el más ameno que se pudiera pedir. Pero los tiempos avanzaron y ahora esto no tiene que ser necesariamente así.
Primero que nada, hay que volverse merecedor de ser linkeado. Suena algo fuerte decirlo pero no hay que olvidar que, en lo que respecta a las marcas en las redes sociales, se sigue tratando de un tipo de publicidad. De manera que se trata de llamar la atención de la audiencia. Así de sencillo.
No tenés que hablar con alguien como si lo conocieras de toda la vida porque a la mayoría, hay que decirlo, no les importa si sos o no su amigo, lo que verdaderamente vale es que les des algo de lo que hablar. Ser merecedor de que te compartan, ese es el objetivo al que hay que apuntar.
Otro punto más que importante es no obsesionarse con el contenido y perder de vista los objetivos por los que se está en las redes. Tener un perfil para llenarlo con cosas con el único objetivo de que “no se olviden” de uno y que se generen likes y comentarios no está del todo mal pero solo sirve si tenés algo importante para decir.
Muchas veces, y aunque parezca raro, los usuarios siguen marcas para escuchar lo que éstas tienen para decir de sus productos o servicios. No están allí por la cháchara y, hasta a veces, ni les importa si les responden en tanto les den algo valioso a cambio (información, ofertas, algo con lo que identificarse, etc). La verdad brutal es que tu actividad en social media, en última instancia, tiene que estar atada a tus objetivos comerciales.
A esta altura, invertir en la presencia de una marca en las redes sólo será constante si se prueba que tiene un real propósito en términos de negocio. Y, a diferencia de lo que muchos puedan pensar, esta respuesta no la encontrarás en los números de las comunidades.
En conclusión, hacer amigos en Facebook, Twitter o cualquier otra red no es buena estrategia comercial. En cambio, se trata más de ver el panorama más amplio. Cuán lejos tu marca se ha expandido, qué tan bueno es el boca a boca que estás construyendo, las ventas que estás generando y los mensajes de marca que estás retratando. Estos puntos importan. Si te esmerás sencillamente en hacer amistades, seguramente termines perdiendo.
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